El litio es un elemento que tiene muchos usos en medicina. Algunas afecciones que trata incluyen artritis, una variedad de enfermedades mentales, diabetes, enfermedades hepáticas y renales.
Aunque los médicos no están seguros de cómo exactamente el litio ayuda a los pacientes, sí saben que actúa sobre su sistema nervioso central, posiblemente mejorando los mensajeros químicos en el cerebro de una persona.
El litio se toma con o sin alimentos entre una y tres veces al día. Por lo general, comenzará con una dosis baja y la aumentará gradualmente según las indicaciones de su médico.
Uso común
El litio es un estabilizador del estado de ánimo utilizado principalmente para tratar el trastorno bipolar, ayudando a controlar episodios de manía, hipomanía y depresión. Reduce la frecuencia e intensidad de los cambios de humor y suele emplearse como tratamiento a largo plazo para prevenir recaídas. También puede utilizarse de forma off-label en depresión resistente al tratamiento y en ciertos comportamientos agresivos o impulsivos. Su mecanismo de acción no se comprende por completo, aunque se cree que influye en la actividad de neurotransmisores en el cerebro.
Dosis y modo de uso
El litio se toma dos o tres veces al día, dependiendo de la formulación y del plan terapéutico individual. La dosis se ajusta de forma personalizada según:
niveles sanguíneos de litio
función renal
respuesta clínica
Es importante tomarlo siempre a las mismas horas y mantenerse bien hidratado. No cambie la dosis ni suspenda el tratamiento sin consultar a su médico.
Precauciones
Antes de iniciar el tratamiento, informe a su médico si padece:
enfermedad renal
problemas cardíacos
trastornos tiroideos
deshidratación
El litio requiere controles regulares de niveles séricos, función renal y tiroides. Evite cambios bruscos en el consumo de sal o líquidos, ya que pueden alterar los niveles del medicamento. Tenga especial cuidado en climas calurosos o en enfermedades con vómitos o diarrea, ya que aumentan el riesgo de toxicidad por litio.
Contraindicaciones
El litio no debe usarse en:
insuficiencia renal significativa
enfermedad cardiovascular severa
hipersensibilidad conocida al litio
estados de depleción de sodio o deshidratación
Durante el embarazo (especialmente el primer trimestre) y la lactancia su uso debe evaluarse con extremo cuidado debido al riesgo para el feto o el bebé. Los adultos mayores requieren vigilancia adicional por su menor función renal.
Posibles efectos secundarios
Efectos comunes:
náuseas
temblores
aumento de la sed
micción frecuente
aumento de peso
Efectos serios o a largo plazo:
alteraciones tiroideas
problemas renales
signos de toxicidad (confusión, dificultad para coordinar movimientos, temblores intensos)
Busque atención médica urgente si aparecen síntomas de toxicidad.
Interacciones
El litio puede interactuar con:
AINES (ibuprofeno, naproxeno, etc.)
Inhibidores de la ECA (como lisinopril)
Diuréticos
Algunos antidepresivos
Estas interacciones pueden aumentar los niveles de litio y el riesgo de toxicidad. El consumo de cafeína, variaciones en la ingesta de sal o deshidratación también afectan sus niveles en sangre. Informe siempre a su médico sobre todos los medicamentos y suplementos que utilice. Evite el alcohol y drogas recreativas durante el tratamiento.
Dosis olvidada
Si olvida una dosis:
tómela cuando lo recuerde
si está cerca de la siguiente toma, sáltela
no duplique la dosis
Omitir tomas puede provocar inestabilidad del estado de ánimo; procure ser constante.
Sobredosis
La sobredosis de litio puede ser potencialmente mortal. Los síntomas incluyen:
vómitos, diarrea
confusión
dificultad para hablar
somnolencia
debilidad muscular
convulsiones
Busque atención médica de emergencia de inmediato. En algunos casos se requiere hospitalización, fluidos intravenosos o diálisis.
Almacenamiento
Conservar a temperatura ambiente, lejos de humedad y calor. Mantener en su envase original, bien cerrado, y fuera del alcance de niños y mascotas. No usar después de la fecha de caducidad.
Disclaimer
La información presentada es general y no sustituye la orientación médica profesional. No utilice este contenido para autodiagnóstico ni automedicación. Cualquier indicación específica para un paciente debe ser dada por un profesional de la salud. No nos responsabilizamos por daños directos o indirectos derivados del uso de esta información.





